23 agosto, 2023

Abrazándome

Existen momentos en que suelo sentirme sola, pero hay días en los que el clima frío y húmedo no ayuda, en esos momentos sólo me dejo llevar por la melancolía. Ayer fue un día de esos, en donde intenté agarrarme  de algo para no soltarme a llorar. Fue cuando recordé que mi abuela decía que el chocolate nos hacía recordar nuestro propósito en la vida, es así como decidí prepararme un poco de cacao endulzado con piloncillo y canela. Mis pensamientos seguían en cada sorbo, me encontraba ahí sentada en el sillón deseando claridad,  por lo que hice una oración, rogando por un poco de amor y compasión,  entre el llanto y la emoción me quedé dormida. 


Tuve un sueño un poco extraño pero lleno de significados y amor. Caminaba por las tierras de mi abue en Oaxaca en ese clima semi árido con vegetación tan diversa al rededor, recuerdo que me dirigía al pozo para tomar un poco de agua, por ese camino que  marcaron los pies de mis ancestros en cada recorrido para ir por agua,  en el trayecto me encontré a paño, un perrito negro que era de mi abuelito. Por un momento pude observar la cantidad de magueyes a mi alrededor y pensar que de una sola planta se puede obtener alimento, bebida y vestido, me maravillé de algo que siempre había estado a la vista y no había notado.


Seguí caminando entra cactus, biznagas y nopales hasta un punto en el cual me sentí cansada además de abrumada por mis pensamientos,  por lo que decidí sentarme en una piedra mientras Paño hacía lo mismo a mis pies, seguía contemplando el entorno sorprendida de la vegetación,  cada árbol, pasto piedra e incluso aquellas plantas silvestres que suelen pasar desapercibidas, era una postal tan bella de un paisaje árido en donde cada elemento cumplía una función o simplemente existía.


Decidí continuar mi camino,sentía que faltaba poco y afortunadamente así fue, moría de sed, me acerque a esa roca que acumulaba agua y recordé que de niña me gustaba jugar ahí. Tomé entre mis manos un poco de agua para beber y otro poco para lavar mi rostro. Cuando me vi reflejada en el agua me observé cargando a un niño varón y alrededor todo el entorno del paisaje, ¡me asusté!, di un salto para atrás. Esa imagen me abrumaba porque constantemente cuestiono la maternidad, todos desean qué sea madre, pero yo no estoy segura de eso, hay quienes lo mencionan como mi fin principal. Yo me pregunto ¿acaso valgo menos por no ser madre?, ¿es el fin último de una mujer procrear? Suspire muy fuerte y tomé un poco de valor para volver a mirar. Me detuve a observar y me di cuenta que todo es lo que es, que así como había observado la belleza del paisaje, hay elementos qué existen, que son poco valorados pero también pueden ser juzgados, que todos por el hecho de existir crean armonía y caos  pero al fin la vida así es.


Observaba a una madre dadora de frutos, es decir la madre tierra y que todas las personas así como ella podemos otorgar frutos de diferentes formas, es ahí donde pude observar qué el niño que estaba entre mis manos, tenía un tercer ojo, comprendí que mi intuición también genera frutos, que mi ser produce y da vida en diversas formas, que no soy la mujer seca y hueca qué me han hecho creer. Qué tengo muchas cosas para dar, no necesariamente hijos, que también puedo abrazar con amor sin forzosamente ser madre. Ese momento fue especial porque después de tanto tiempo pude ser amable conmigo y mis pensamientos, sentí como si una fuerza poderosa me abrazara, algo parecido a tener a todas las mujeres de mi familia abrazando mi sentir, sanando el sentimiento de la maternidad.


De momento sonó el celular y desperté no alcance a contestar, entonces tomé unos momentos para asimilar, me di cuenta que había tenido respuesta a mi plegaria, tal vez aún no sepa cual es mi propósito en la vida, pero ahora sé que Soy una mujer creadora y puedo decidir que otorgar.


Aurora Pérez Miguel. 

No hay comentarios.: